México ocupa primeros lugares en el trafico ilegal de especies silvestres, particularmente cuando se habla de loros y guacamayas, hecho que ha llevado a estas especies a considerarse como en grave peligro de extinción.
Desde hace siglos, la costumbre de poseer psitácidos como mascotas ha prevalecido en el país, dadas sus cualidades imitadoras de sonidos, su carisma, y su capacidad de relacionarse con la gente, sin embargo, la falta de información y la indiferencia de las personas que desean tener especies de este tipo han provocado un fuerte impacto en las poblaciones de estas aves.
El loro cabeza amarilla (Amazona oratrix), ave endémica de centro América, y bastante común en el estado de Veracruz, es la especie mas cotizada y comercializada debido a su capacidad de "hablar", y por tanto sus poblaciones han sido saqueadas de su medio natural, reduciéndose hasta en un 90% desde la década de 1970.
Cada año se extraen de la vida silvestre entre 65 mil y 78 mil ejemplares, de los cuales mueren alrededor del 80%, prefiriéndose los ejemplares inmaduros y recién emplumados que pueden ser domesticados fácilmente, pero que también tienen menos oportunidades de sobrevivir.
Actualmente en la zona central de Veracruz es muy común que la gente tenga y adquiera individuos de loro cabeza amarilla como mascota. Las razones de tal fenómeno son profundas y complejas, pero es preocupante que a pesar del estatus de "peligro de extinción" que tiene la especie, no se desarrollen programas y normativas que fomenten la "no compra" de esta ave, muy al contrario, la vigilancia que se suscita en torno a su comercialización ilegal es prácticamente nula.
Por lo tanto existe una necesidad imperativa de crear proyectos que difundan la importancia ecológica del loro cabeza amarilla y el tan relevante papel que tiene la sociedad local en la conservación de esta colorida ave.
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